De Cuba com carinho.

27 março 2010


La Habana, 14 de marzo de 2010-03-27
Señor Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil:

Uma vez alguien me conto que los barcos donde se traficaban esclavos africanos desaban parte de carga en Cuba y outra en la costa atlântica de Brasil. Así separaban hermanos, padres, hijos y amigos de toda una vida. Así de bifurcada comparten nuestros pueblos una misma raiz.
Por eso nos parece tan perversa cualquier cosa que intente separarnos, por eso soñamos que algún dia haya libre circulación entre todas nuestras naciones americanas, por eso no acabo de entender que lãs autoridades de mi país me impidan visitar el suyo.
En la primera ocasión con fecha octubre de 2009 pretendi hacer la presentación de mi libro De Cuba con cariño publicado por la editorial Contexto.
La oficina de migración que se ocupa de otorgar los permisos de salida a los cuidadanos cubanos me informo que yo no estaba autorizada a viajar.
Esa era la cuarta vez que me negaban esta autorización.
Anteriormente se me había impedido viajar a España a recibir el premio Ortega y Gasset, luego a Polonia y después a Estados Unidos a recibir la mención especial del Maria Moors Cabot en la Universidad de Columbia.
He sido invitada por segunda vez a Brasil, ahora para la presentación de un documental sobre mi persona, hecho por un grupo de realizadores em Jequié.
Estoy convecida de no encontrar dificultades para obtener la visa de su embajada en la Habana, pero también tengo la certeza de que las autoridades de mi país me volverán a negar el permiso de salida.
Usted ha dado recientes muestras de poseer gran confianza en la buena fe del gobierno cubano.
Me hago la ilusión de quizás quienes dirigen mi país quiera mantener viva en usted esa confianza y –en aras de no defraudarlo- accedan a su solicitud de que me den el permiso para visitar Brasil. Usted solo estaria pidiendo en mi nombre lo que para cualquier brasileño –y para cualquier ser humano- es un derecho  inalienable.
Disculpe que le haya robado el tiempo que le Ilevó leer esta carta y discúlpeme también por haberle escrito en español. No me disculpe, sin embargo, esta creencia mía de que usted anhela para los cubanos los mismos derechos que desea ver cumplidos entre los brasileños.


Yoani Sánches Cordero

 
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